La obediencia no es negociable: Atender a Sus instrucciones es el mejor camino
- Andrea Moreno May
- 8 may 2020
- 6 Min. de lectura

Desde el inicio Dios fue revelando de forma progresiva Sus normas e instrucciones al ser humano. En cada mandato el Señor ha dado a conocer aquello que ama y aborrece. El creador del universo poco a poco ha ido mostrando Su voluntad para la humanidad y espera que los hombres puedan corresponder por medio de la obediencia.
El problema, desde Adán y Eva, es que el hombre no se ha sometido a las directrices que Dios le ha proporcionado. El hombre ha ignorado a Dios. Ha usado la libertad para enseñorearse de sí mismo y ha hecho su voluntad sin importar las palabras de Su Creador.
"Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”. Romanos 3:23
Dios, como todo padre, a lo largo de la historia ha esperado que Sus hijos le obedezcan. El Señor en Su palabra especifica que sí lo amamos, seremos obedientes a Él. Adicional a esto, advierte que todo acto de desobediencia trae consecuencias en el hombre.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Juan 14:15
En esta oportunidad vamos a meditar sobre la importancia de oír y obedecer completamente las instrucciones que Dios da. A continuación reflexionaremos en un acto de desobediencia de un personaje bíblico, el rey Saúl.
Para empezar ¿Quién era Saúl? La nación de Israel luego de la época de los jueces pide un rey para que los pueda representar y defender ante las otras naciones. Al escuchar esta petición, Dios usa al profeta Samuel para dar algunas advertencias sobre tener un rey. Posteriormente, Dios envía al profeta para ungir a Saúl como rey de Israel, convirtiéndolo en el primer rey de esta nación.
En una ocasión Dios le da unas instrucciones al rey Saúl por medio del profeta Samuel, diciéndole: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos”, 1 Samuel 15:2-3.
Al oír esto, el rey lleva a sus hombres para pelear a la ciudad de Amalec. Estando en aquella Ciudad, Saúl y el pueblo, deciden perdonar la vida de Agag, y de lo mejor del ganado, de las ovejas, y de todo aquello que fue bueno ante sus ojos. Por esta razón, sólo mataron lo que era desagradable para ellos. Pero ¿Fue esta la orden que Dios le dio a Saúl? No, Dios le había dicho que destruyera todo. Saúl no escuchó las instrucciones que Dios le había dado e hizo algo diferente al mensaje que recibió a través del profeta Samuel.
En consecuencia, Dios envía nuevamente al profeta para exhortar al Rey. Al venir el profeta a Saúl, Saúl le dice: “Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová”, 1 Samuel 15:13. El Rey en su saludo muestra estar convencido de haber cumplido con el mandato de Dios. Al mismo tiempo, mientras Saúl hablaba, se escuchaba el sonido de los animales que había dejado con vida. Al oír el profeta a los animales, le pregunta a Saúl qué era aquello que estaba escuchando.
Por lo anterior, se puede deducir que el sonido de los animales revelaban el pecado de Saúl, dejando como evidencia que el rey no siguió completamente la orden de Dios. Ahora con la evidencia de su pecado a la luz y luego de la pregunta del profeta ¿Sería este el momento indicado para que Saúl se arrepintiera de su pecado? Sí, pero aunque era claro para el profeta que Saúl desobedeció, para Saúl no lo era, para él todo lo que estaba haciendo era bueno. Luego de esta pregunta, Saúl responde con argumentos, y dice que todo lo que está vivo es para dar una ofrenda a Dios.
Luego el profeta lo confronta de una forma más directa y le vuelve a hacer otra pregunta: ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?, 1 Samuel 15:19. Ahora sí, teniendo Saúl la opinión de Dios sobre lo que había hecho, lo mejor que pudo hacer era arrepentirse por no seguir todas las instrucciones de Dios. Por el contrario, él continuó justificándose, haciendo ver al profeta que todo lo que hacía era para agradar a Dios.
“Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas”. 1 Samuel 15:20
Finalmente el profeta resalta una verdad que hasta hoy debemos tener claro. Se puede hacer cualquier cosa con la motivación de agradar a Dios, pero si eso no va conforme a Su voluntad, nunca podrá ser de agrado para Él. Dios espera obediencia total, no parcial. Dios quiere que podamos escuchar Su dirección e instrucciones al momento de querer hacer algo para Él; esto le agrada.
“¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. 1 Samuel 15:22
¿Qué podemos aprender de Saúl? Primero debemos aprender que la obediencia a Dios no es negociable. Actualmente vivimos en un mundo que se aleja cada vez más de Dios y de Sus principios. A pesar de esto, Dios sigue esperando que Su Iglesia sea obediente a Su palabra y, de esta manera, pueda marcar la diferencia en un mundo caído. Vivimos en una sociedad que llama a lo bueno malo y a las cosas malas como buenas. Frente a esto, la Iglesia del Señor puede ser luz en las tinieblas.
“Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Mateo 5:16
Entonces, al querer ser luz y conociendo las obras de Jesús en la tierra, algunos quieren marcar la diferencia en el mundo haciendo cosas para Dios. El problema de esto es que en el camino se encuentran totalmente lejos de Dios y de Sus instrucciones, como Saúl. Estas personas terminan cumpliendo su propia voluntad y emplean sus formas en todo lo que hacen, aun dentro de la iglesia, engañándose a sí mismos. Por esto, hay que tener claro que en todo lo que se quiera hacer para Dios es necesario primeramente buscar Su dirección y dejar que Su Espíritu Santo guíe en todo.
Por otro lado, Saúl pretendía compensar su desobediencia con el cumplimiento de una parte de la instrucción que Dios le dio, esto es ir a Amalec y matar algunas cosas y no todo. Saúl obedeció sólo una parte de lo que Dios le dijo, y al obedecer a medias desagradó al Señor. Del mismo modo, hay personas que siguen sólo una parte de las instrucciones que Dios da en Su palabra y no han entregado el señorío completo a Dios de su vida. Estas personas por lo general acatan las instrucciones de Dios en algunas áreas de la vida y en otras hacen lo que les place.
Dios quiere ser el Señor de todo nuestro ser, de toda nuestra vida. No sólo quiere que le entreguemos algunas áreas en obediencia al Padre y otras no. Él espera que nuestra vida sea transformada completamente con el poder del evangelio.
También, Saúl mostró su desobediencia por medio de la dureza de su corazón. Al igual, hoy muchos se desvían creyendo que caminan en la verdad, y aunque son confrontados por medio de la palabra de Dios sobre el mal que están haciendo y de su estado espiritual, sólo buscan justificarse, persistiendo en hacer el mal. Es necesario estar vigilantes y atentos a la guía del Espíritu Santo. Dios nos muestra que el arrepentimiento y apartarse del mal es el camino para alcanzar la misericordia cuando estamos en algún pecado.
“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Proverbios 28:13
Jesús fue el mayor ejemplo de obediencia, buscando siempre la dirección del Padre en todo lo que hizo. Jesús, siendo el Hijo de Dios, nos enseñó que es importante buscar la presencia del Padre y que antes de tomar cualquier decisión se debe consultar con Él. Jesús antes de morir, pidió que se haga la voluntad de Su Padre en la cruz, para mostrarnos que aunque en ocasiones obedecer esa voluntad no es fácil, siempre será lo mejor. Dejar de obedecer nunca fue una opción para Jesús y hoy espera que hagamos lo mismo.
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Juan 6:38
Dios sigue dando instrucciones a Su Iglesia sobre cómo cumplir Su voluntad en la tierra. Dios sigue esperando que podamos oír Sus palabras e instrucciones para obedecer a todo aquello que nos pide. Y mientras somos usados, Él siempre seguirá santificando a Su Iglesia. Él espera que podamos morir, y Cristo pueda vivir y obrar a través de nuestras vidas. Finalmente somos instrumento en Sus manos para la gloria de Su nombre.
Piensa en esto: ¿Hay alguna área en tu vida que aún Dios no es el Señor? Y si piensas hacer algo para Dios ¿Estás buscando la dirección antes y durante la marcha de cualquier proyecto? ¿Estás buscando la guía de Dios para tu vida y en cada área de tu vida? ¿Buscas la dirección de Dios antes de tomar cualquier decisión?
Autor Andrea Moreno May
Gracias por esto. Muy impactante. "Se puede hacer cualquier cosa con la motivación de agradar a Dios, pero si eso no va conforme a Su voluntad, nunca podrá ser de agrado para Él." Es verdad. Bendiciones