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El orgullo antecede a la caída: Arrepiéntete, sé restaurado y está alerta

  • Foto del escritor: Andrea Moreno May
    Andrea Moreno May
  • 15 may 2020
  • 6 Min. de lectura

La Biblia enseña que el creyente debe vivir siendo prudente frente al pecado. Una de las formas en que el hombre manifiesta su imprudencia es por medio del orgullo y la soberbia. Por causa de esto, hay muchas personas que piensan que nunca caerán en pecado, olvidando lo que la palabra de Dios afirma; esto es, que todo hombre peca de alguna manera.

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”. 1 Juan 1:8

Por eso Dios da al creyente una serie de recomendaciones sobre cómo enfrentar la tentación y las asechanzas del enemigo. En esta oportunidad estaremos reflexionando sobre el orgullo del apóstol Pedro, y cómo Dios usó la negación a Jesús para trabajar en su carácter.


Para empezar debemos ir a la noche en que Jesús iba a ser arrestado. Jesús esa noche, estando con Sus discípulos, anunció a Pedro que lo iba a negar tres veces antes que cantara el gallo. Pedro, al escuchar a Jesús, respondió inmediatamente, asegurando que iría hasta la muerte por Él. Finalmente, esa noche arrestaron a Jesús y, antes que cantara el gallo, Pedro lo negó tres veces.


“Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.”. Marcos 14:72

Jesús al anunciar la negación de Pedro muestra al apóstol y a todos sus discípulos que ningún pecado lo toma por sorpresa. Por el contrario, al escuchar Pedro a Jesús, debió reconocer su debilidad y su fragilidad ante el Maestro para poder pedir dirección sobre cómo enfrentar aquello que Jesús le dijo que iba a pasar. Sin embargo, su soberbia lo llevó a pensar que eso jamás sucedería.


También, Jesús al conocer el corazón orgulloso de Pedro y al saber lo que pasaría, ora por él. La oración de Jesús era para que al ser zarandeado, la fe del apóstol pueda permanecer firme y, luego de eso, pueda ser afirmado.

“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Lucas 22:31-32

El Señor conocía a Pedro y sabía lo que él necesitaba. Él sabía que con la humillación, el apóstol reconocería su condición. Jesús tenía claro que el carácter de Pedro iba a ser transformado a través de todo lo que iba a vivir. Él sabía muy bien que después de la humillación, Pedro sería un instrumento útil en Sus manos.


Entonces ¿Qué podemos aprender de la actitud de Pedro al escuchar que negará a Jesús? Aprendemos que el orgullo es el camino para las grandes caídas del hombre, como se menciona en Proverbios 16:18: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. Por esto, Dios en Su palabra hace énfasis en que nadie debe creerse lo suficientemente firme para pensar que no va a pecar contra Dios, tal como se menciona en 1 corintios 10:12: “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”.


Otro aspecto importante es la consecuencia del pecado en el hombre. Pedro, al negar a Jesús, se aleja de la presencia de Dios. Al fallar, el apóstol sintió amargura, tristeza y frustración. La vergüenza hizo que Pedro decidiera abandonar su llamado y volviera a su vida anterior. Igualmente, los pecados pueden alejarnos de Dios y de aquello que Él ha preparado para nosotros. Dios en Su palabra nos aconseja en Proverbios 28:13 que: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Por esto, la actitud correcta cuando negamos a Dios con nuestra vida, cuando pecamos contra Él, es ir a Su presencia con un corazón arrepentido. Dios en Su palabra nos dice que con la confesión de nuestros pecados, seremos perdonados y Él nos limpiará de toda maldad.


“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1 Juan 1:9:

Adicional a todo lo anterior, se debe destacar que Jesús cuando resucitó buscó a Pedro para restaurarlo. En ese encuentro el Señor volvió a manifestar Su poder, amor y misericordia para con él. Jesús sabía que Pedro no podía ser restaurado alejado de Él y, por eso, fue por él. De igual forma, todo hijo de Dios debe saber que no puede hacer nada sin Su ayuda. Muchos, luego de pecar deciden alejarse del Señor, sintiendo que ya no merecen Su perdón y deciden volver atrás. ¡Qué gran mentira del padre de las mentiras! Satanás sabe que lejos del Señor sólo hay una vida de frustración y más pecado. El enemigo sabe que sin Dios es imposible experimentar la gracia, el perdón y la restauración. Como dice Juan 15:5: “Separados de mí nada pueden hacer”.


“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:15-16

La humillación enseñó a Pedro que Dios lo amaba con un amor incondicional, y él reconoció que su amor para con Dios era imperfecto. Esta claridad cambió por completo la manera de vivir del apóstol. El Señor usó la humillación de Pedro para transformar su soberbia en humildad. Humildad que Dios usó para que al final de sus días, el apóstol diera su vida por amor a Jesús. Pedro murió crucificado.


“Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Mateo 23:12

Finalmente, la transformación del carácter de Pedro es visible en las cartas que escribe en su vejez para la Iglesia. En estas cartas el apóstol aconseja a los creyentes que deben vivir en alerta para cuidarse de satanás. Pedro al final de sus días aconseja a otros lo que en un inicio ignoró. Lección que aprendió con la negación a Jesús.


“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. 1 Pedro 5:8

También el apóstol exhorta al creyente sobre las consecuencias del orgullo, asegurando que la gracia de Dios está con los humildes y resiste a los orgullosos. Pedro comprendió que la altivez del corazón del hombre lo llevará a la caída y, por ende, lo alejará de Dios y de Sus planes.


“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. 1 Pedro: 5-6

Por otra parte, él anima a los creyentes a permanecer firmes y a no desistir en el caminar con Cristo. El apóstol señala en sus cartas que algunos padecimientos son necesarios para poder ser transformados por Dios. Él afirma que Dios usa todas las cosas en la vida de Sus hijos para afirmarlos y crear fundamento sólido.


“En su bondad, Dios los llamó a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo Jesús. Entonces, después de que hayan sufrido un poco de tiempo, él los restaurará, los sostendrá, los fortalecerá y los afirmará sobre un fundamento sólido”. 1 Pedro 5:10

Algo que es importante tener claro, es que los hijos de Dios ya no son esclavos del pecado. Por esto, Dios en Su palabra da herramientas para vivir en victoria frente a las asechanzas de satanás. Pero para esto es necesario reconocer humildemente nuestra naturaleza pecaminosa, porque sólo así entenderemos nuestra necesidad de vivir velando y orando como aconsejó Pedro. Sólo así entenderemos que es necesario vivir en dependencia absoluta al Padre para poder experimentar la verdadera libertad otorgada por medio de Jesús frente al pecado, tal como se menciona en 1 de Corintios 10:13: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.


“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. Gálatas 5:1

Te animo a vivir con humildad la vida cristiana. A eliminar toda raíz de soberbia y orgullo en tu vida. Busca de Dios en todo tiempo. Huye de aquellas cosas que podrían ser una oportunidad para pecar. Reconoce tus debilidades para que el poder de Dios se manifieste en cada una de ellas. Y antes de esto, si has pecado contra Dios, no te alejes. Al contrario, arrepiéntete, busca ser restaurado por Dios y afírmate más en la fe. No permitas que la culpabilidad y la vergüenza te alejen de Aquél que es el único que puede perdonar y limpiar de toda maldad. Y recuerda: Dios cuando elige a Sus discípulos mira lo que pueden llegar a ser en Sus manos.


Piensa en esto: ¿Hay algún área de tu vida en que creas que eres lo suficientemente fuerte para no pecar y por esto no te estás cuidando? ¿Estas lejos de Dios porque has pecado y la vergüenza te ha llevado a no sentirte digno de estar en Su presencia? Si la respuesta a la última pregunta es si, hoy es el día para arrepentirte, pedir perdón, ser limpio y ser restaurado por el Padre. Y por último ¿Crees que debes pedir a Dios para que restaure alguna área de tu vida?


Autor Andrea Moreno May

 
 
 

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