Altibajos emocionales: ¿Qué haces ahí? Levántate y come, porque largo camino te resta
- Andrea Moreno May
- 22 may 2020
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 22 may 2020

¿Alguna vez has escuchado que el cristiano no puede estar triste? Expresiones como esta son muy comunes dentro de algunas comunidades cristianas. Pero es un error afirmar que los hijos de Dios no pueden experimentar altibajos emocionales en algún momento de la vida. Esto ocurre porque, aunque la Biblia exhorta a vivir alegres, hay situaciones que pueden producir desanimo, tristeza, dolor, miedo, entre muchas otras cosas en el creyente.
Experimentar altibajos emocionales no implica que seamos menos dignos del amor de Dios o que Él nos dejó de amar. Por esto, el creyente debe reconocer su condición de desaliento para poder buscar a Aquél que puede dar consuelo a su alma, Jesucristo.
La palabra de Dios habla de un personaje que pasó por un momento de desánimo, hasta el punto de no encontrar sentido a su vida; este personaje es el profeta Elías. Meditemos en este episodio de la vida del profeta y cómo Dios fue a su encuentro para ayudarlo a salir del estado en que se encontraba.
Para empezar, es importante resaltar que el profeta se caracteriza en la Biblia como una persona valiente y con un gran celo por Dios. Es por esta razón, que al observar que el pueblo de Israel era infiel a Dios y estaban adorando a Baal, Elías decide enfrentar a los profetas de Baal, desafiándolos para comprobar ante todo el pueblo cuál era el Dios verdadero, como se menciona en 1 Reyes 18:22-24: “Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho”.
Al ser desafiados, los profetas de Baal oraron a su dios y aunque rogaron insistentemente, nunca descendió fuego del cielo. Pero cuando Elías oró, inmediatamente cayó fuego y consumió el holocausto del profeta. Al ver el pueblo lo que sucedió, adoró a Jehová, y lo reconocieron como el único Dios. Seguido a esto, Elías mandó para que detuvieran a los 450 profetas de Baal y los ejecutó. ¡Qué valiente era Elías! Desafiar delante de todos a los 450 profetas de Baal y, adicional a esto, degollar a todos ellos. Todo esto, muestra que Elías además de valiente, era un hombre de fe y seguro del poder de Dios.
Luego de ejecutar a los profetas, el rey que estaba sobre Israel en ese momento, Acab, fue donde su mujer, Jezabel, y le contó lo que Elías había hecho con los profetas. Al escuchar su mujer, envió un mensajero a Elías para decirle: “¡Que los dioses me castiguen sin piedad si mañana a esta hora no te he quitado la vida como tú se la quitaste a ellos!” 1 Reyes 19:2
Cuando Elías escuchó las palabras de Jezabel, sintió que su vida estaba en peligro y huyó. Después de huir, el profeta “caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido”, 1 Reyes 19:4-5. Estando ahí dormido, un ángel del Señor lo levantó, le dio de comer y el profeta volvió a dormir. Luego, por segunda vez, el ángel lo levantó, lo animó a comer y, esta vez, lo motivó a seguir caminando, afirmándole que tenía un largo camino por recorrer. Entonces al ser fortalecido, Elías caminó 40 días hasta llegar a Horeb.
Es interesante ver cómo en el coraje y la confianza del profeta se convierte en miedo ¿Cómo era posible que ese hombre que manifestó públicamente su fe en Dios, ahora estuviera huyendo? El profeta estaba desalentado y deprimido, no quería seguir su misión. Pero a pesar de todo esto, vemos a un Dios que cuidó, sustentó y fortaleció a Su ungido en el momento que más lo necesitó. De igual manera, hay momentos en donde el creyente necesita ser consolado por Dios y, adicional a esto, usa personas para animar, sustentar y consolar a Sus hijos.
Hay momentos en que es difícil confiar, pero Dios llega a nuestro encuentro para recordarnos que Él tiene para nosotros un largo camino lleno de propósito por delante. Debemos tener presente que el Señor sigue cuidando al creyente cuando ha quedado sin fuerzas. Él conoce nuestras más profundas incertidumbres y nos da un aliento de esperanza para seguir el camino. Dios permitió que Elías se fortaleciera para seguir caminando, pero luego de cuarenta días, el profeta decidió entrar a una cueva.
Estando en la cueva, Dios le pregunta al profeta ¿Qué haces aquí? Con esta pregunta vemos a un Dios que busca confrontar el estado y el lugar que se encontraba Elías. En respuesta, Elías manifiesta su incomprensión sobre porqué él, teniendo celo por el Señor, estaba siendo perseguido. Es decir, porqué si él estaba haciendo algo bueno para Dios, estaba a punto de morir de esa manera.
“Allí pasó la noche en una cueva. Más tarde, la palabra del Señor vino a él. -¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó. —Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso —respondió él—. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!” 1Reyes19:9-10
Luego de escuchar la queja del profeta, Dios le pide para que salga, porque se iba a manifestar a él. Luego, el profeta sintió un viento fuerte, un terremoto y un incendio, y en nada de estas cosas estaba Dios. Finalmente, Elías escuchó un suave susurro y en ese sonido suave experimento la presencia de Dios. Elías estaba acostumbrado a experimentar a Dios y Su poder por medio de grandes manifestaciones. Pero, por medio de ese sonido apacible el profeta aprendió que Dios no sólo se manifiesta a través de cosas extraordinarias, Él también se manifiesta en las cosas simples de la vida.
De igual manera, es posible que lleguemos a acostumbrarnos a experimentar la presencia del Señor a través de grandes sucesos de la vida, ignorando aquellas manifestaciones diarias en donde Él muestra Su poder y amor. Dios cuida de Sus hijos por medio de los pequeños detalles. Algo tan sencillo como levantarse todos los días, comer, respirar, poder caminar, entre otras cosas, son la muestra de Su amor y cuidado para nosotros.
¿Qué haces aquí? Le vuelve a preguntar el Señor a Elías después de manifestarse a él. El profeta en su respuesta sigue quejándose ante Dios por la infidelidad del pueblo, colocando su mirada en las cosas externas y no se da cuenta que Dios lo está confrontando a él. No se trata de lo que está sucediendo con las otras personas, Dios quería que el profeta saliera del estado en que se encontraba.
Esto también nos enseña que en ocasiones podemos cometer el error de querer justificar nuestras reacciones y estado anímico con algunas situaciones que estemos viviendo. Es importante saber que hay cosas en la vida que no van a cambiar, pero con seguridad el propósito de Dios será transformar nuestra vida en medio de aquello que se está viviendo. Finalmente, luego de ser fortalecido y de este encuentro con Dios, Elías va a cumplir con una misión dada por el Señor y con esto continuó el camino que le restaba, tal como Dios le había dicho.
En ocasiones los grandes altibajos emocionales llegan luego de grandes victorias. Aun así Dios llega a nuestro encuentro para preguntar ¿Qué haces ahí? Es posible que estés pasando por un momento en donde no ves ningún tipo de esperanza y estás en una cueva de miedos, inseguridades, fracasos, indignación, injusticias, de situaciones que no salen como esperabas, de desánimo, de tristeza, de miedo a morir, entre otras cosas. Pero es ahí donde Dios te busca y usa Sus mensajeros para decirte: ¡Sigue tú camino! Dios quiere que lo veas en los pequeños detalles de la vida, que veas Sus manifestaciones de amor por ti, y que comprendas que hay un largo camino por recorrer.
Es posible que no logres ver a Dios en grandes cosas, pero hoy es un buen día para recordar aquellas cosas que ya ha hecho por ti. Es tiempo de cobrar aliento en Su presencia, alimentarte de Su palabra y seguir el camino que te queda por delante ¡El Señor tiene un camino lleno de propósito para tu vida!
Elías fue usado en gran manera por Dios. Dios no había envidado al profeta a esa cueva, el Señor tenía una misión diferente al lugar y estado en que él se encontraba, pero el profeta no lo podía ver. Después de la cueva, él ungió a personas que serían usadas por Dios. Él fue de impacto en la vida de Eliseo el resto de sus días; profeta que luego también fue usado por Dios en Su pueblo. Elías fue llevado al cielo por un carro de fuego. Fue Elías el que apareció en el monte, junto con Moisés, en la transfiguración de Jesús. Es decir, nunca pierdas de vista aquello que Dios puede hacer contigo. Dios quiere levantarte para que seas instrumento en Sus manos y otros puedan ser impactados a través de tu vida. Dios quiere que podamos ser instrumento para que otras personas puedan crecer en Él. Nuestro Señor espera que marquemos la diferencia en esta generación ¡Para Él es la gloria y la honra siempre! Él te dice: “¡Levántate y come, porque largo camino te espera”. 1 Reyes 19:7
Piensa en estás tres cosas:
1. ¿Estás experimentando miedo, inseguridad, fracaso, indignación, injusticia, frustración, desánimo, tristeza, miedo a morir u otra cosa que esté quitando la paz, la fe y la esperanza en Dios? Es posible que algunas cosas no estén pasando como lo esperabas, pero recuerda: ¡Dios está al control de todas las cosas! ¡Él en todo tiene un propósito!
2. ¿Cuándo fue la última vez que percibiste los pequeños susurros de Dios a tu vida? Te animo a recordar a Dios Padre, Aquél que tiene Sus ojos puestos en ti.
3. ¿Qué es aquello que has perdido de vista por causa de tus miedos? Es tiempo de recordar los propósitos de Dios para tu vida ¡Un largo camino te espera!
Autor Andrea Moreno May
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